O bien se postula que la inteligencia (considerada distributivamente para cada sujeto de referencia) es una (monismo), o bien se postula que es múltiple (pluralismo).
Como ejemplo de teoría monista de la inteligencia (todo fenómeno intelectual del sujeto psicológico está determinado causalmente por una "inteligencia general") cabe poner a la teoría de la inteligencia del "cociente intelectual" (lo que no obsta que para "calcular" esta "inteligencia general" se opte por ítems muy diversos en contenido).
Como ejemplo de teoría pluralista de la inteligencia (las inteligencias son múltiples y se encuentran codeterminadas unas con otras pero no todas con todas: symploké) cabe poner tanto a la "teoría de las inteligencias múltiples" de H. Gardner como a la "teoría de la inteligencia emocional" (en tanto que la "inteligencia emocional" no se pretenda como "única inteligencia") de D. Goleman.
O bien fijista-naturalista (la inteligencia es innata), o bien evolucionista-culturalista (la inteligencia es aprendida, se "desarrolla").
O bien subjetivista-mentalista (la inteligencia es un "saber"), o bien objetivista-conductista (la inteligencia es un "saber hacer": "conducta inteligente").
Para estas diferentes alternativas, hay asimismo relaciones de "preferencia" lógico-material entre ellas. Por ejemplo, sería comprensible que una teoría conductista de la inteligencia resulte también ser evolucionista, mientras que una teoría mentalista de la inteligencia no tendría por qué tener esa preferencia bien con una fijista bien con una evolucionista, en principio.
En nuestro caso, podríamos sugerir una teoría funcional pluralista, evolucionista y objetivista de la inteligencia al ligarla a la multiplicidad de las categorías: tantas son las inteligencias cuantas son las categorías, y tanta es la inteligencia (en grado) del sujeto X en cada una de ellas cuanto es su "saber hacer" (objetivo) en esa disciplina (en tanto se supone que ese "saber hacer" se desarrolla progresivamente).
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