26/6/21

Progresismo y materialismo filosófico

§1. Qué es el progresismo y cuáles son sus principales corrientes.

a. Qué-es como esencia. Esencias o géneros porfirianos y plotinianos. El progresismo como género plotiniano (como tronco con múltiples ramas históricamente desarrolladas) con núcleo (género generador), cuerpo (contenidos dados en la perspectiva de su continuidad histórica) y curso (contenidos dados en la perspectiva de su discontinuidad histórica). En este caso basta con considerar su núcleo y su curso. Pero, en primer lugar, hay que distinguir dos analogados distintos de «progresismo»:

b. Analogado principal (teleologicismo histórico progresista): es progresista aquella doctrina de la Historia que supuesta la unidad del Género Humano encuentra que sus divergencias y la pluralidad de sus fenómenos positivos (tecnológicos, políticos, bélicos, artísticos, &c.) se hallan ulteriormente armonizados y dirigidos teleológicamente en la dirección de un progreso cuyo término lo constituye la Felicidad universal, el Fin de la historia, el Comunismo final, &c.

c. Analogado secundario, por metonimia de la doctrina progresista, y núcleo del progresismo (corriente histórica progresista): es progresista la corriente ideológica, con extensiones hacia disciplinas muy distintas (progresismo pedagógico, progresismo artístico, &c.), cuyo núcleo constituye la doctrina del teleologicismo histórico progresista.

d. Los progresistas se encuentran del lado del progreso teleológico de la historia y a ellos se contraponen los reaccionarios, que no aceptan la realidad inevitable del progreso y que en el mismo curso histórico necesariamente habrán de quedar derrotados. P.ej.: en Música, habrá que innovar cuanto se pueda puesto que todo cambio que resulte imponerse lo será siempre en la dirección del progreso (Schoenberg); la priorización de los contenidos estéticos y artísticos estrictos sobre la novedad histórica será vista como conservadora y reaccionaria.

e. Clasificación de doctrinas progresistas. Criterio elegido: progresismo materialista vs. progresismo idealista. Tal y como Ongay ha señalado recientemente, puede haber tantas incompatibilidades o más entre dos filosofías materialistas que entre una filosofía materialista y otra espiritualista.

I. Digo «progresismo materialista» al modo de progresismo que fundamenta -intencionalmente- el progreso histórico en el análisis de contenidos ya dados del pasado y en la medida en que desde ellos cabría deducir predicciones sobre el futuro (e.g. teleologicismo marxista vulgar, ya criticado por Gramsci).

Refutación: El monismo histórico en general implica un salto hipostático desde los materiales empíricos hacia una historia universal de la Humanidad que resulta contradictoria a la verdadera historia positiva donde la eutaxia de unos Estados se come a la de otros o donde el progreso en una región tecnológica particular en un momento dado puede implicar el regreso en otra. Item, el «comunismo» como punto de llegada del progreso es una Idea aureolar.

II. Digo «progresismo idealista» al modo de progresismo que considera que el fundamento del progreso histórico reside en la realización, en la práctica, de determinados ideales que emanan de la conciencia humana, en este caso el «ideal de Progreso» (e.g. socialdemocracia krausista en España).

Refutación: Los ideales resultan siempre del cotejo de materiales empíricos ya dados; un español por ejemplo piensa en español y como español -no como hombre en abstracto- y accede a determinadas influencias que son las que determinan sus proyectos; y es por esto que siempre puede encontrarse precedentes cuando se estudian procesos o personajes históricos concretos. Item, el «progreso» tal y como ellos lo plantean carece de contenidos positivos en su término; es un «progreso-hacia-no-se-sabe-dónde».

e. Curso del progresismo: La corriente progresista, en su curso, ha ido metamorfoseando su núcleo teleológico hasta llegar a prácticamente diluirlo pese al mantenimiento de determinadas nomenclaturas (progresistas vs. reaccionarios). En efecto, el ecologismo ahora mismo es una parte de la tradición del progresismo incluso pese a que en sentido estricto suponen en muchos casos que el proceso de desarrollo histórico ha sido negativo porque nos conduciría a un abismo de catástrofe climática que sería preciso detener cuanto antes en anástasis. Item, determinados filósofos mundanos pertecientes a la tradición filosófico-literaria del postmodernismo también se consideran a sí mismos progresistas pese a sus propias críticas a la llamada «modernidad» entre las cuales la doctrina progresista estricta quedaría del lado de los «grandes relatos».

§2. Qué relación hay entre el progresismo y la izquierda.

a. La respuesta más obvia sería que el «progresismo» se opone al «tradicionalismo» o «conservadurismo», es decir en clave de las corrientes políticas que la llamada derecha conservadora («derecha socialista» en la taxonomía de Bueno), que sería tradicionalista, se oponen todas las demás corrientes políticas (socialdemocracia, comunismo, anarquismo, liberalismo, &c.). Pero esta respuesta sería errónea.

b. Razones empíricas de refutación. En efecto, el nombre «conservadurismo» es equívoco cuando se lo interpreta en un sentido porfiriano («los que quieren conservar el estado de cosas heredado») y no plotiniano (como una corriente histórica en desarrollo): el conservadurismo puede ser «revolucionario» y no «conservador» (e.g. «Movimiento revolucionario conservador», surgido en la Alemania de Entreguerras). Item, el liberalismo tiene entre sus ramas el llamado «paleolibertarismo» (e.g. Miguel Anxo Bastos), de tendencia tradicionalista. Item, puede considerarse que el fascismo estricto, el de Mussolini, que apoyó abiertamente vanguardias artísticas de su tiempo como el «futurismo», fue una corriente política progresista en cierto sentido.

c. Razones esenciales de refutación. En efecto, la negación de «progresismo» no implica «tradicionalismo» excepto desde la plataforma de análisis dualista de los propios progresistas. En efecto, puede optarse por un no-progresismo en el sentido que lo hemos definido y no por ello pasar al lado del «tradicionalismo». Por tanto, al «progresismo» se opone no el «tradicionalismo» sino el «no-progresismo», cuya unidad como su propio nombre indica es negativa (sin contenidos comunes).

d. Con todo, sí puede decirse que la mayor parte de la izquierda al menos en la España del presente (casi exclusivamente socialdemócrata) está claramente filiada a la tradición doctrinal del progresismo.

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